En la madrugada
durante la espera de la siguiente noche,
María lloraba el cantar del sol.
Ya hace tiempo las noches le eran largas.
Yacía a falta,
de que faltaran razones.
Pa no querer que llegue la noche
por temor al comienzo del alba.
Pesábale la ropa que traía,
pesole la sonrisa dibujada,
Compañía de las sombras por silueta,
se permitía también el pesar de nada.
Comíanle las horas las ganas,
dormíanse en sus sueños las ganas,
esperando bajo el árbol siempre,
la llegada de un no hubiera mañana.
Yacía ya tarde para decir "cuando sea grande"
el reloj marcaba temprano
en tratándose de hablar de amor.
Indubitable ante el aire le caía,
sobre el semblante, la lluvia de dolor.
El dolor sintiolo de tal forma,.
Pareciendo no se sintiera nada.
La lluvia cayóle de madera,
en la nada se abrazábase aquel dolor.
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