Leernos sin prejuicios ni perjuicios
a sabiendas de que no hay bien o mal
leyéndonos cobardes y en exilio;
dejando el sueño sin verdad.
Ajenos al trajín del día a día,
leernos sin sabernos más,
leyéndonos distantes y a escondidas
rendida la tragedia a la verdad.
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